La sesión de ayer del taller Faire Racines parte de la hipótesis de que cualquier persona puede generar arte valioso tomando la sensibilidad y la experiencia propia como punto de partida. El arte que se crea desde esta sensibilidad y honestidad es sorpresivo e invita a la reflexión porque refleja una visión del mundo concreta a través de la cual el otro puede pensar, hablar, descubrir…Las personas migrantes, que se encuentran en un estado de liminalidad, entre dos culturas, se sitúan en una situación excepcional para poder crear y reflejar sus vivencias a través del arte.
Ayer, los participantes, se encontraron con los siguientes materiales para comenzar la dinámica propuesta: agua, papel, tinta y un hisopo. Primero debían utilizar el agua para pintar sobre el papel, y después dejar que la tinta coloreara -transformara- el dibujo que hasta entonces era invisible, de la misma forma que el arte colorea las experiencias para transformarlas en algo visible y compartible.
Una vez realizado este ejercicio, para favorecer la reflexión y ampliar el proceso de creación, se pidió a los participantes que escribieran sobre el proceso recién llevado a cabo y subrayaran ciertas ideas de esa escritura para crear con ellas un haiku, de nuevo transformando una experiencia en una obra artística.
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